Juan Antonio de Beistegui y Arrospide
By arrastezientzia - domingo, septiembre 17, 2017
Nace en Mondragón el 24 de Junio de 1778, es hermano gemelo de Juan, sus partidas de nacimiento están inscritas en el folio 42 del libro número 11 de Bautizados de Mondragón y dice así:
“En veinticuatro de Junio de mil setecientos setenta y ocho años Yo D. Pedro Antonio de Urrechu, Cura y Beneficiado de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de esta villa de Mondragón, bauticé a un niño que le puse por nombre Juan Antonio, el cual nació a las siete de la mañana del dicho día, según declaró la comadre: Hijo legítimo de Ignacio de Beistegui y de Rosa de Arróspide. Abuelos paternos, Ignacio de Beistegui naturales de esta villa y Josefa de Larrinaga, natural de la de Vergara: Maternos, Agustín de Arróspide y Juana de Castillo, naturales y todos vecinos de esta citada de Mondragón. Fue su madrina Magdalena de Zubía a quien advertí el parentesco espiritual que contrajo y la obligación que la quedaba de instruirle en la Doctrina Cristiana a falta de sus padres. Por la verdad firmé: D. Pedro Antonio de Urrechu”
Ignacio de Beistegui (Mondragón) Agustín de Arróspide (Mondragón)
Josefa de Larrinaga (Vergara) Juana de Castillo (Mondragón)
Ignacio de Beistegui + Rosa Arróspide
Casaron en Mondragón el 2 de septiembre de 1771
Hijos
Ignacio María, Juan Valerio, Román Máximo, Juan y JUAN ANTONIO, Miguel, María, Juan, Francisco María y Josefa.
Juan Antonio de Beistegui y Arróspide + Paula García de Covián
Casan en Guanajuato antes de 1816
Hijos
Nicanor, Isidro, Concepción, Luciana, Genaro, Juana Gregoria, Loreto, Magdalena, Matías e Isabel.
Una prolongada crisis de trabajo que afectó por aquella época a la industria en general por la guerra de la Convención y una epidemia de tifus, hizo que nuestro Juan Antonio, como otros muchos abandonara su tierra en busca de mejores perspectivas de futuro en México.
Allí en Guanajuato, le sonríe la suerte (?) y amasa una enorme fortuna para la época. Sus negocios se amplían hasta Cuba, donde tiene relación con el puerto de la Habana.
Casa en Guanajuato (antes de 1816) con Dña. Paula García de Covián con quien tiene 10 hijos (Nicanor, Isidro, Concepción, Luciana, Genaro, Juana Gregoria, Loreto, Magdalena, Matías e Isabel).
En diferentes ocasiones Preside o forma parte del Ayuntamiento de Guanajuato. Se libra de la expulsión de los españoles de México y en 1830 se traslada a Ciudad de México donde funda con sus hijos Nicanor, Genaro e Isidro una casa comercial, haciendo también labores de prestamista. Los réditos recogidos le permiten ampliar sus posesiones y con ello contactar con el poder político.
En 1857 hace una redistribución de sus bienes entre Nicanor, Isidro y Genaro.
Dos años antes en 1855 se acuerda de su pueblo y dona a su parroquia de San Juan Bautista en la que había sido bautizado y en la que fue monaguillo una espléndida custodia, tres cálices y un copón -todo ello en plata sobredorada- más dos palmatorias de plata, sin dorado. Además con el mismo destino remite 60.000 reales y otros 6.000 se repartieron entre las anteiglesias y los dos conventos de la villa, S. Agustín y la Concepción.
Fallece en 1865 y se hace cargo de los negocios su hijo Nicanor quien no gestionó del todo bien las empresas heredadas. A todo se suma que, al ser derrocado el Emperador Maximiliano, Nicanor Beistegui tuvo que huir de México puesto que había sido un estrecho colaborador del Régimen.
En el año 1858, siete años antes de la muerte de su padre, Nicanor se trasladó en viaje de negocios desde México a la ciudad de Eibar.
Habiendo tenido conocimiento del mismo, el Cabildo Eclesiástico de la Parroquia de San Juan Bautista y los miembros del Ayuntamiento de Mondragón, se reúnen en sesión del día 26 de Junio y deciden entre otras cosas, enviar a la villa armera una comisión en representación de ambas entidades para “...manifestar al Sr. Beistegui, a la vez que los ofrecimientos oportunos, los sentimientos que animan a todos... con la súplica además de que se digne pasar a ésta villa, a fin de que se tenga el gran gusto y honor de tratarle personalmente... en una festiva reunión”.
Nicanor aceptó complacido la invitación y prometió venir en fecha próxima, acompañado de su primo D. Francisco Azurmendi y Beistegui, mondragonés también, nacido aquí el 16 de Enero de 1821 y que había venido con él desde México.
El 27 de Agosto en vista de la inminente llegada de ambos personajes, vuelven a reunirse las dos corporaciones para ultimar los preparativos que se están realizando para tan señalado día.
El día 28 de Agosto al mediodía, llega al alto de Legarre el coche que trae a los invitados. En el mismo momento se disparan en aquel punto los cohetes que anuncian la llegada. Los representantes del pueblo, precedidos del tamboril y acompañados por una gran multitud de gente, esperaban a la entrada del pueblo. Al llegar los visitantes, se puso en marcha la comitiva en la que tomaba parte, una orquesta de aficionados del pueblo y se dirigió a la casa del presbítero D. Vicente de Altube, en cuyo domicilio se había preparado un confortable hospedaje a los visitantes. Por la tarde los dos “mexicanos” acompañados por personas de consideración del pueblo, recorrieron la villa.
Al día siguiente 29 de Agosto, fiesta de la degollación de San Juan Bautista, se preparó una gran función religiosa. A las 10 de la mañana salía del Ayuntamiento la comitiva que, rodeando a los invitados de honor, “… al son del tamboril y entre estampidos de cohetes” se dirigió a la iglesia parroquial. La función fue “...la más solemne de las que se han celebrado desde tiempo inmemorial con el Santísimo Sacramento expuesto en la misma Custodia regalada por su padre.
Después de la misa,... la mesa. El banquete, “espléndido” tuvo lugar en el salón del Ayuntamiento, con asistencia de las personas más significadas del pueblo. Amenizaron la comida el tamboril y la orquesta de aficionados. A los postres apareció en la sala un pajarito que llevaba colgada esta inscripción: La N. Villa de Mondragón a D. Nicanor de Beistegui, el 29 de Agosto de 1858.
“En medio de la animación que prestaban los licores” no podían faltar los versos, las décimas en honor a los distinguidos huéspedes. D. Nicanor como buen americano, correspondía con “repetidos brindis”. Al aumentar la “temperatura” aumentó la euforia de los comensales, quienes “sin distinción de edades ni clases” dejaron en muy buen lugar su “bien parada agilidad en el baile de toda clase de evoluciones” que se organizó.
Por la tarde se corrieron “novillos en la plaza” a continuación tuvo lugar el aurresku de honor dirigido en primera mano por el Alcalde Delegado. Terminado el aurresku “tomó el resto del pueblo en la misma plaza la justa parte que le correspondía en estos obsequios”. D. Nicanor que presenciaba la fiesta desde el balcón del Ayuntamiento, manifestó serle de mucho agrado todo lo que se hacía en obsequio suyo.
El mismo día por la noche en el indicado salón, tuvo lugar el concierto que dio el trovador navarro Zubiría en honor del Sr. Beistegui.
Y terminados los festejos de aquel inolvidable día, a las diez y media de la noche se retiraba D. Nicanor a descansar a la casa donde fue alojado, manifestando “su agradecimiento y sentimiento más cordiales hacia todo el pueblo”, dándose así fin al siempre glorioso día para ésta N. Villa.
El día siguiente lo ocupó nuestro “americano” en hacer “diferentes visitas de cumplido y ver las Escuelas Públicas y Casa de Beneficencia”.
Finalmente el 31 del mismo mes de Agosto, marchó a Santa Águeda de Guesalíbar “ a tomar aguas en aquel establecimiento.”
Para finalizar este artículo, y como dato curioso vamos a hacer una reseña a un evento celebrado en Venecia a mediados del siglo XX. El 3 de febrero de 1951 y para celebrar el final de la Segunda Guerra Mundial, Carlos Beistegui descendiente directo de nuestro Juan Antonio, se propuso recrear la sofisticación de la Venecia del siglo XVIII, organizando un baile de máscaras en el Palacio Labia, que había adquirido un par de años antes. Invito con 6 meses de antelación a grandes personalidades y artistas de la época (El Aga Khan III, Orson Welles, Dalí, etc...). Ese Día el Gran Canal volvió a recuperar todo el lujo y esplendor de sus mejores tiempos.
Jose Angel Barrutiabengoa
AZE Kidea.
Para finalizar este artículo, y como dato curioso vamos a hacer una reseña a un evento celebrado en Venecia a mediados del siglo XX. El 3 de febrero de 1951 y para celebrar el final de la Segunda Guerra Mundial, Carlos Beistegui descendiente directo de nuestro Juan Antonio, se propuso recrear la sofisticación de la Venecia del siglo XVIII, organizando un baile de máscaras en el Palacio Labia, que había adquirido un par de años antes. Invito con 6 meses de antelación a grandes personalidades y artistas de la época (El Aga Khan III, Orson Welles, Dalí, etc...). Ese Día el Gran Canal volvió a recuperar todo el lujo y esplendor de sus mejores tiempos.
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